CNN Expansion: Renta de vivienda, la nueva tendencia

Fibra e Infonavit rentarán departamentos

El esquema de Retna permite que los trabajadores puedan pagar con descuentos vía nómina; las rentas serían hasta de 8,000 pesos y no se pierde el derecho para un crédito hipotecario.

Por: Carmen Luna |
Miércoles, 20 de agosto de 2014 a las 06:04
La idea es apostar por la vivienda rentada con el apoyo de las garantías del Infonavit. (Foto: Thinkstock)

La idea es apostar por la vivienda rentada con el apoyo de las garantías del Infonavit. (Foto: Thinkstock)

CIUDAD DE MÉXICO (CNNExpansión) — El primer Fideicomiso de Inversión de Bienes Raíces (Fibra) privado del país, Retna, invertirá en una cartera inicial de 57 departamentos en el sur de la Ciudad de México que pondrá en renta con el apoyo del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).

El director general de Retna, Rodrigo Barrera, explicó que la renta mensual de los departamentos –que iría de 6,000 a 8,000 pesos- se descontaría del salario del trabajador vía nómina y en caso de desempleo la garantía será la subcuenta de vivienda hasta por seis meses.

“Somos los conejillos de indias de estos programas. Los que estamos llevándole a estas instituciones los primeros prospectos para decidir en un comité de asignación qué procede”, dijo el directivo.

¿En qué consiste el programa?

El Infonavit tiene un plan de apoyo para rentas llamado Arrendavit, que permite a los beneficiarios rentar en cojuntos habitacionales ubicados en zonas urbanas del país. La renta se descuenta directamente de la nómina del empleado.

Para particiar es necesario que el saldo de la Subcuenta de Vivienda del trabajador sea igual o mayor a la suma de seis meses de renta, debido a que este monto quedaría como garantía en caso de incumplimiento, según informa el Infonavit en su sitio online.

Los trabajadores que tienen oportunidad de participar son aquellos con ingresos menores a 30,000 pesos mensuales, y la renta no debe superar el 40% de sus ingresos, dijo el director general de Retna.

El plazo del contrato de arrendamiento debe ser de 12 meses y el asalariado no pierde su derecho a un crédito hipotecario.

El alquiler de renta ha cobrado mayor atractivo luego de la crisis de las otrora más grandes vivienderas del país, Geo, Urbi y Homex, quienes ejecutaron proyectos en zonas alejadas de los centros de trabajo y estudio.

“Queremos pintar la raya de que la renta no es desarrollo de vivienda, sino un negocio más estable, de poco riesgo, por eso no ofrecemos el mismo rendimiento que el desarrollo”, dijo Rodrigo Barrera.

Al respecto, Carlos Ponce, director y estratega bursátil de Grupo Financiero Ve por Más, señaló que en México no existe aún una burbuja en bienes raíces que ponga en peligro el valor de las propiedades. Con el contexto actual de tasas de interés en mínimos históricos, el potencial de apreciación en los valores inmuebles, algunas Fibras lucen atractivas.

El debut de la Fibra de vivienda

Retna arrancará en las próximas semanas como un Fideicomiso de inversión privada en bienes raíces, es decir solo entre inversionistas privados, y una vez que adquieran una mayor escala de inmuebles cotizará en la BMV.

“Necesitamos un mínimo de dos años de historial (para salir a Bolsa) y un monto mínimo de entre 1,500 a 2,000 millones de pesos como activos del fondo y lo podemos hacer entre dos y cuatro años”, explicó Rodrigo Barrera.

Retna buscará que por cada 15 pesos que pongan como capital los inversionistas reciban otros 85 en aportación.

Como administradores de la Fibra, Retna consigue los recursos, los invierten en inmuebles, buscan inquilinos para después distribuir los rendimientos de las rentas, además de tomar decisiones del portafolio.

En América Latina uno de cada cinco hogares renta su vivienda y esta tendencia es marcada en algunos de los grupos de población que están creciendo más como los jóvenes, hogares unipersonales, divorciados y adultos mayores, indica el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Además, en números absolutos los hogares inquilinos también han aumentado en las últimas décadas en la mayoría de países de la región. En México pasó de 2.5 millones en 1980 a 4 millones en 2010. En Argentina de un millón a 1.8 millones de 1980 a 2010 y en Brasil de 5.7 millones en 1990 a 10.5 millones en el 2010